Río de Janeiro no solo es sinónimo de playas, samba y Carnaval. Ahora, el estado brasileño busca atraer aún más visitantes internacionales con una nueva medida fiscal: la implementación del sistema ‘tax free’, que permitirá a los turistas recuperar los impuestos de sus compras, al estilo de lo que ya sucede en Japón.
Esta iniciativa está diseñada para fortalecer el turismo de compras en la región, alineándose con prácticas exitosas en otros destinos internacionales. Con ello, Río se posiciona como un referente en innovación turística dentro de Brasil.
¿Cómo funciona el ‘tax free’ en Río?
El sistema aplicará únicamente a las compras realizadas de manera presencial, siempre que se paguen con una tarjeta de crédito extranjera. No obstante, quedan excluidos servicios y consumiciones en restaurantes, bares y hoteles. Esto convierte al ‘tax free’ en una herramienta específica para incentivar el comercio minorista.
Según datos del Instituto de Investigación y Análisis de Río de Janeiro, los visitantes internacionales generan actualmente un gasto aproximado de 212 millones de dólares anuales. Con esta nueva medida, se espera que esa cifra se duplique, potenciando la economía local y fortaleciendo la industria turística.
Una apuesta pionera para Brasil
Gustavo Tutuca, Secretario de Estado de Turismo, celebró la medida con estas palabras:
«Esta ley marca un antes y un después para Río de Janeiro. Nos coloca en la vanguardia del turismo brasileño, implementando una estrategia que ya ha demostrado su éxito en destinos líderes a nivel mundial.»
Esta decisión también refuerza la imagen de Río de Janeiro como un destino versátil, capaz de competir con ciudades globales en el ámbito del turismo de compras.
Más allá de las playas: ¿qué significa esto para los turistas?
La implementación del ‘tax free’ ofrece a los viajeros internacionales un motivo adicional para visitar el estado, complementando sus atractivos más emblemáticos.
Desde souvenirs hasta productos locales, las compras ahora serán más asequibles, un beneficio que podría convertir a Río en un destino preferente para el turismo de lujo y de compras.
