Canadá quiere modificar drásticamente su política de visas turísticas, dejando atrás su modelo actual de visas de larga duración y múltiples entradas, para adoptar un sistema más restrictivo, similar al de la zona Schengen. Esto implicaría otorgar permisos de corta duración, que podrían ser de entrada única o múltiple, según el caso.
Un giro en la política migratoria
El Gobierno canadiense ha actualizado su normativa, señalando que las visas de múltiples entradas con validez máxima dejarán de ser la norma. Ahora, los oficiales tendrán mayor libertad para decidir si conceden una visa de entrada única o múltiple y por cuánto tiempo será válida.
Este cambio supone un importante retroceso respecto al sistema actual, que ofrecía una mayor flexibilidad a los turistas. Anteriormente, era común que Canadá otorgara visas de hasta 10 años, siempre sujetas a la vigencia del pasaporte.
Largos tiempos de espera complican aún más el panorama
La decisión llega en un momento delicado para muchos solicitantes, especialmente en países como la India, donde los tiempos de procesamiento de visas ya eran prolongados. Esto se debe a la reducción de personal consular, lo que ha generado retrasos que pueden extenderse varios meses.
Anil Kalsi, vicepresidente de la Travel Agents Federation of India, expresó su preocupación:
«La nueva regla afectará severamente a los viajeros, especialmente a aquellos que visitan amigos y familiares, o a los que planean actividades populares como cruceros por Alaska, recorridos por las Montañas Rocosas o visitas a las Cataratas del Niágara.»
Consecuencias para el turismo canadiense
Este cambio podría reducir considerablemente el número de visitantes a Canadá, un país que en los últimos años había ganado popularidad como destino turístico. Mientras tanto, su vecino, Estados Unidos, reporta una reducción en los tiempos de espera para visas, lo que podría traducirse en una rápida recuperación del turismo en ese país.
En el contexto actual, el modelo canadiense podría alejar a los viajeros internacionales, especialmente en mercados clave como el indio, afectando tanto a la industria turística como a las comunidades que dependen de este sector.